miércoles, 16 de enero de 2019

Querido Emilio:

El tiempo que pasa es inexorable y sumergidos como estamos en nuestro día a día, a veces no nos damos cuenta de lo deprisa que pasa. Afortunadamente para ti y aunque pensábamos que no ocurriría, tu momento de liberación ha llegado y a partir de ahora inicias una nueva fase en la que espero encuentres toda la paz de espíritu, tranquilidad y plenitud que te mereces, fuera de Wolters Kluwer, pero imagino que nunca muy lejos. Conociéndote como te conozco estoy seguro de que desplegarás muchas otras facetas y todavía te plantearás nuevas aventuras, eso sí de un modo más sereno y sosegado y sin las presiones de este negocio tan desafiante. Parece que fue ayer cuando en 2005 te conocí, con nuestros primeros roces, pronto transformados en una relación de aprecio y cariño. Nunca olvidaré la cantidad de desafíos que hemos acometido juntos. Siempre has sido un amigo, confiable, consistente, comprometido, honesto y leal. En algunos momentos como sucede en todas las relaciones ha habido también incomprensiones y malentendidos que, afortunadamente, ambos hemos sabido reconducir. Porque por encima de cualquier desavenencia, siempre ha primado entre nosotros un enorme respeto mutuo, un cariño personal y una admiración por mi parte por el trabajo entregado y bien hecho que sólo una persona como tú puede realizar. Te agradezco que hayas hecho mi vida mucho más fácil desde que llegué a Wolters Kluwer y te deseo que te vaya muy muy bonito de ahora en adelante y que te mantengas siempre en mi radio de acción. Por muchos, muchos años. Con todo mi cariño, un abrazo muy fuerte.

Querido Emilio Me resisto a imaginar que no vas a estar con nosotros en el día a día y que no podremos hacer nuestras reuniones de bombero...